9 nov 2009

Conventillero


En el fondo de mi corazón mal barrido, desprolijo y un toque conventillero, inauguraste un simpatiquísimo desfile de ropa cómoda, en el que no hacés más que limpiar a las rivales con tu alegría de Disneylandia y Mickey Mouse, y creéme, lo que hacés es una competencia tan desleal como efectiva, porque no hay forma de ganarle al poker de ases que habilitan tus besos de Dolce & Gabbana. Tenés una gran habilidad para sacar de pista a cuanta señorita me invite a pasear por los bordes de su cama y alrededores: corrés del eje todo lo que te molesta, lo hacés a un lado, lo incendiás y lo escondés entre la maleza de mi confusión nocturna. Capo mafia de Victoria Secret, hasta dónde querés llegar...hacés punta con conocimiento de causa, te burlás del resto y hasta llegás a burlarte de mí, pero a veces desbarrancás, y te gana tu histeria femenino-adolescente. Todo bien con que me desacomodes los libros, las cucharas soperas y las noches en casas ajenas, pero no te reclines en el asiento trasero de tu inteligencia. No da. No vaya a ser cosa de que protestes con tu poker de ases y después caigas en la cuenta de que en este Centro Recreativo que hemos dado en llamar mis brazos, sólo se juega al truco, o bien, todas las mesas están ocupadas.-

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