La rueda de mi presente sigue en constante movimiento, no se detiene ni
siquiera para darse un respiro, tampoco para dejarme asimilar aquello
que no esperaba que pasase. Todo se debe ir recomponiendo sobre mi mente
con la fragilidad de un castillo de naipes, en alerta constante por si
un soplo de aire decide derrumbarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario